Dice Mariano Rajoy que ya no quedan más de veinte años para salir de esta crisis en la que unos —los menos— echan euros por las orejas, mientras otros, la inmensa mayoría, andan a verlas venir o facturando niños a las escuelas para que también en verano se les faciliten tres comidas. Es lo que hay.
¿Son bobos o se lo hacen? Esta derecha de salves, caralsol antes de siesta y Cine de Barrio después está desmontando el estado de bienestar —educación, sanidad, pensiones— con el rollo de una austeridad y un ahorro suicida que salvo a ellos, afecta a todos. De ahí no salen. Ni los sacan.
¿Cómo se puede hablar de mejoría cuando son tantos los millones de parados que ya perdieron toda esperanza? ¿Cómo se puede decir que la cosa va bene cuando son tantos los jóvenes que se lo hacen en tres idiomas en lo alto de sus discursos huecos y generadores de odios cada más radicales? O son tontos, ya digo, o piensan que lo somos nosotros. ¿Es que no ven que a nuestros pueblos ha regresado el rifador de espárragos por el sistema de un euro la carta? Ahí querría ver yo a la Aguirre, y a Montoro, y al Renegrío de Olvera, y a Rato —si es que lo encuentran—, a la cuerda de la Gürtel, y a las sagas de los Pujol y los Fabra y a la madre que parió a tanto listo como se nos vino encima por confiarle la cartera a un personaje que se llama Rajoy y que no sabemos si sube o baja y menos aún qué hace con los dineros que roba a los abuelos.
Esta democracia hace aguas y es notoriamente mejorable. No es casualidad la irrupción de Pablo Iglesias o el aumento de los grupos antisistema. Como no es casual que el Ayuntamiento de Chipiona esté frente por frente con Ntra. Sra. de la O y que lo primero que se vea sea un cartel inmenso donde se reserva aparcamiento al Sr. Alcalde: con letras mayúsculas, grúa y con un par de huevos. Gobierna el PP. ¿Acaso es esa la visión de la democracia igualadora que tiene esta derecha de caspas y moralinas?
Tiene que haber un porqué que explique el deterioro que sufre nuestro sistema. O tal vez muchos porqués. Y lo digo a sabiendas de lo que escribo: el personal está hasta las mismísimas ingles de ver entrar en los Juzgados a banqueros y palizas de Gowex que ríen como hienas tras depositar una pequeña fianza que no cubre ni la milésima parte de los euros evaporados. Banqueros, gente guapa, trepas de Caja Madrid y tal… El mundo al revés, amigo Sancho: el delincuente a la calle, a solearse en Brasil, y el juez empitonado y poniéndose púo de trankimazín. Así nos va. Lo que es para algunos nunca fue tan fácil amasar millones. Pero no para el jornalero sin jornal que rifa espárragos por las plazas, para él lo uniquito que queda es el pan de subsistencia de las escuelas.
La democracia son los detalles. Y una democracia que asiente sus cimientos en la moderación no puede quedarse dormida mientras los extremistas —de todo pelaje y condición— ascienden; la historia nos recuerda que las democracias subsisten sí y solo si corrigen los errores. No habrá democracia plena mientras no se aclaren las cuentas de Bankia o las izquierdas sigamos de perfil cada vez que se nos menciona la bicha que corroe las entrañas de UGT.
Me importa una higa lo que haga o diga la derecha, pero si la izquierda quiere remendar el destrozo social que está causando la derecha de Mariano, tanto el nuevo secretario del PSOE como la presidenta de la Junta están obligados a abrir un ciclo nuevo y cerrar definitivamente una etapa que tiene demasiada podre encima.
Algún detalle. ¿Por qué después de tantos años de democracia seguimos diciendo Excelentísimo Ayuntamiento de Ronda y no Ayuntamiento a secas? ¿Por qué los ciudadanos escriben Suplica y Ruega en los escritos oficiales como si escribir Solicita fuera afrenta para el baranda de turno? Sólo nos falta un gobernador civil poniendo la banda de honor a las mozas misses del pueblo... Todo se andará. ¿Y con ese panorama se extrañan de que Le Pen, el Grillo italiano, los fascistas de Holanda —y Reino Unido— o los bestias de Putin y la Santa Ezquerra crezcan de modo viral?
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