Arcos

\'Las tarjetas\'

“La gente normal, me refiero a la gente que nos ganamos el dinero decentemente, nos desayunamos cada mañana con algún desmán de esta banda de ladrones que aparecen sonrientes en televisión...”

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Después se llevarán las manos a la cabeza porque la gente vote a "Podemos", pero con la corrida de sinvergüenzas que están apareciendo, pertenecientes a los partidos y sindicatos clásicos, no veo otra manera de regenerar este país que no sea romper con las viejas siglas y probar con gente nueva, con un pasado limpio y un proyecto bruñido de esperanzas.


La última ha sido lo de estos maleantes que mientras las viudas se apañan con pensiones de mierda, mientras los jóvenes se van de España huyendo del paro, y los que se quedan aquí malviven con trabajos siempre precarios, se estaban gastando el dinero de todos en comidas pantagruélicas, en viajes de placer y en otras chucherías impresentables.


No quiere uno escribir enfadado. Siempre he pensado que hay que escribir desde la mesura, desde el razonamiento. Lo que ocurre es que estos mangantes lo ponen a uno de los nervios. Después los ves hablando en televisión y son los más decentes, los más patriotas, los más españoles de todos. Se llenan la boca de España, de Marca España, pero nos están robando a todos desde sus Consejos de Administración.


Ahí tenemos a Rato, a Blesa, al sindicalista, a los que andan en las fiestas mineras con el pañuelito al cuello cantando la "Internacional". En cuanto se bajan del estrado o en cuanto están lejos del minero, sacan la tarjeta de los robos y se llenan la bolsa con dinero público, con el dinero que le roban a la Sanidad y a la Educación.


Mientras tanto, nuestros gobernantes amagan con expulsiones y expedientes disciplinarios, pero ninguno que yo sepa levanta la voz y dice que esta situación es insostenible. A Rajoy no le pregunten que él no sabe nada. Mejor  preguntarles a los ujieres de la Moncloa, que están más enterados. Desde el Ministerio de Hacienda se le da un soplo a Rato para que devuelva el dinero antes de que la cosa salga a la luz pública. La gente normal, me refiero a la gente que nos ganamos el dinero decentemente, nos desayunamos cada mañana con algún desmán de esta banda de ladrones que aparecen sonrientes en televisión y que incluso, algunos de ellos, se permiten recomendarnos paciencia.


Algún día se estudiará en los libros de texto una etapa de nuestra Historia en la que se saqueó el país, en la que desde las altas instancias del Estado se robó a manos llenas. Y denunciarlo ahora es nuestra obligación. Así que ustedes perdonen el tono enfadado, pero está uno hasta el gorro.

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