20 D, una profunda realidad objetiva

La nueva política es una ilusión tentadora e inevitable; ni el más sabio de los políticos podrá librarse de la misma. La ilusión de los jóvenes es algo que acosa, encandila y empuja.

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El descubrimiento de nuevos campos de realidades políticas, revela que ya no son válidos los recursos del armazón constitucional, la realidad se encuentra rebasada por los acontecimientos. Toda ideología es un abuso de ideas, de mayor o menor dimensión; cuando los objetivos que las sostienen son permanentes en el tiempo, se convierten en ideas viciadas. El proceso político actual es fundamentalmente autocrítico. La nueva política es una ilusión tentadora e inevitable; ni el más sabio de los políticos podrá librarse de la misma. La ilusión de los jóvenes es algo que acosa, encandila y empuja.

Historiar un proceso como el vivido en la jornada electoral, necesita de profundidad reflexiva para afrontar una legislatura con certeza y nos lleve a una estabilidad social. La paradoja se presenta, cuando una verdad de fondo es ambigüedad en las formas, y además es entendida como una ambigüedad de fondo y formas. Es una lucha entre la razón de las reglas y la de los principios, pero a la razón la conforman las reglas que actúan bajo principios, no se concibe una sin las otras. Los sesenta y nueve escaños de PODEMOS, exigen un tratamiento cuidadoso, pues recogen unos principios claros sobre los valores democrático de unos votantes, que han de traducirse en reglas de convivencias.


Es de amplia consideración, la emancipación política que de forma súbita ha experimentado un sector de población, que entraña una forma singular de visión política y que es difícil de apreciar en corto espacio de tiempo; sería un grave error partir de actitudes críticas negativas hacia ellos, sin una argumentación convincente que sustente a las mismas. La libertad moral consiste en escoger el camino recto en la solución de equilibrio de las fuerzas políticas. Ser libre es ser fiel a las exigencias del sí mismo; en política se manifiesta en la facultad de elección y expresión.

Lo ocurrido no es un sentimiento vacio de intrascendencia, hay que admitir la solidez del pensamiento político de una juventud en su gran mayoría sana, con una escala de nobles valores y con unos horizontes profesionales arrebatados por la vieja estructura política del país. El mensaje de las urnas ha de ser entendido en la inmediatez necesaria, sin llevarlo a una situación de inquietud. Comprender algo es llevarlo a la conciencia, hoy la realidad política es difusa, está muy dividida y no es nada simple. Una defectuosa orientación general de inicio no sería lo adecuado, hay que abrir un crédito de confianza. La realidad no puede ser fosilizada, se presenta a cada instante de las más diversas maneras y contrastes, debemos aceptarla tal cual, la realidad es una forma invisible de libertad. En lo personal toda realidad que trasciende en la relevancia del uno-mismo es una forma de nacer al disfrute de la vida.

La crítica de los jóvenes en las urnas está lejos de poseer radicalidad, es suficientemente objetiva y rigurosa. Vivir es vivir-para. El diálogo político es para aquellos que están dispuestos a oír el mensaje profundo del 20 D, sin olvidar el entusiasmo de los jóvenes. Ellos han puesto la raíz de la unidad de España en el modo de ver un sistema social que individualiza la riqueza y generaliza la pobreza. El respeto a la libre personalidad de los ciudadanos, es el elemento que toda comunidad busca como valor de integración social; la agrupación de ciudadanos libres que se vinculan entre sí, es el sentido de lo comunitario. Los jóvenes con su voto han revalorizado la política en un progreso que mire en su fundamento el interior de las personas.

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