El 19 de febrero de 2018 es ya una fecha inolvidable para los vecinos del sevillano barrio de Torreblanca, así como para los devotos y hermanos de la Hermandad de los Dolores. Este lunes, toda una vecindad se desplegó por el centro histórico hispalense para acompañar a la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo ante Pilato desde Santa Marina hasta la Catedral y viceversa. Con más de 500 hermanos que formaron el cortejo y miles de vecinos que en ningún momento dejaron solo a su Cristo.
El traslado de las andas, portadas a la ida por las hermandades invitadas, comenzó a las 16.50 horas y recorrió una calle San Luis abarrotada desde primera hora del mediodía. Cabe destacar la presencia del Gobierno municipal, con el alcalde Juan Espadas al frente de una comitiva que acompañó al Cautivo hasta su llegada a la Puerta de Palos.
El recorrido dejó estampas tan hermosas como el de su paso por Montesión, San Juan de la Palma o el convento de Santa Ángela de la Cruz.
A las 20.00 horas llegó la talla de Jesús Méndez Lastrucci a la Puerta de Palos, momentos en el que se inició el ejercicio de vía crucis, presidido por el arzobispo hispalense, Juan José Asenjo.
El arzobispo de Sevilla, en la tradicional oración final del vía crucis, invitó a los presentes a la “conversión” en este tiempo de Cuaresma “siguiendo el ejemplo de la Hermandad de los Dolores y de Torreblanca”. “Todo está consumado. Todo se ha cumplido”, dijo.
A la conclusión de este, el cortejo emprendió un itinerario de vuelta a partir de las 21.45 horas por la zona de la Alfalfa, para regresar al templo provisional a través de San Pedro y San Marcos. Eran las 00.15 horas cuando la puertas de Santa Marina cerraban un capítulo histórico para los cofrades de Torreblanca y a la par las abría a la cuenta atrás para la próxima Semana Santa.
El vía crucis de las Vísperas
No sólo Torreblanca fue la protagonista de la jornada. Barrios como Pino Montano, Alcosa, Palmete, Bellavista, Ciudad Jardín o Heliópolis, entre otros, hicieron suyo este vía crucis penitencial con sabor a hermandades de Vísperas. El Cautivo fue el representante de todas ellas.
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