No hay nada nuevo en la vida de Adolfo Bosch Lería, salvo que subastaron su casa y la compraron sus hermanos, por lo que les debe 35.000 euros por tener un techo, porque la generosidad de la familia no tiene precio.
En su proceso sí hay cosas nuevas. Primero, que ha conseguido por sin el expediente -se supone que completo- de su caso. Se supone completo porque como lo recibió lo llevó a un notario para que lo precintara y nadie pudiera acusarlo de modificar ni un solo documento.
El problema es que ningún juez se quiere hacer cargo de su caso, a pesar de que él hace todo lo posible porque lo juzguen por algo relacionado con el proceso que le llevó a perder su colección de objetos antiguos encontrados en el fondo del mar y que Cultura de la Junta le quiso comprar. Aunque al final lo expropió, la Administración impuso a Bosch Lería una multa y su casa salió subastada. Eso es cerrar el círculo.
Ahora se cumplen 25 años desde que la Guardia Civil, sin permiso para entrar en su casa, sacó los restos arqueológicos por la tapia y se los llevó. Se quedó sin venderlos, sin el empleo que quería a cambio de cederlos y en estos veinticinco años acusa a un centenar de personas de estar detrás de una injusticia que nadie quiere esclarecer.
¿Está obcecado Adolfo Bosch y no ve la realidad cuando todos los jueces le quitan la razón, o ni admiten sus denuncias? Él dice que no. Que todo está en ese enigmático expediente ahora precintado con el que pretende llegar hasta donde haga falta.
No hay otra razón en su vida que esclarecer lo sucedido. lo que él dice que fue una sucesión de falsificación de documentos, de desaparición de otros. Y es más, quiere que se juzgue su caso con todos los documentos que se supone que vienen en la caja, que él cree que ahí están todos porque a su ver Adolfo Boch fue recibiendo los requerimientos y las denuncias.
Y dice más. Bueno, dice muchísimo más. Está dispuesto a pagar con cárcel o con lo que se estime oportuno si él no lleva razón una vez juzgado con todas las de la Ley. Pero la Ley con mayúsculas, la que dice que no ha visto.
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