Este mismo viernes ha presentado su segundo libro Lee o disparo, la historia de un escritor que cansado de que una editorial ni siquiera leyera sus libros se presentó en la casa del editor pistola en mano y lo obligó a leerlos uno por uno. Una forma bastante expeditiva de hacer las cosas, pero que propicia al autor, Daniel Fopiani, crear dos personajes que tiene que compartir una situación violenta y salir indemnes.
La presentación, en La Buhardilla, esa cafetería en plena calle Real, a la altura de la plaza del Rey, que se ha convertido en uno de los centros culturales más activos de la ciudad, abre la puerta a la venta de la novela, que en este caso pasa una prueba de fuego porque ha sido elegida por un jurado para ser publicada.
Y es que la primera, como todas las primeras en estos tiempos de muchos escritores que prueban suerte a través de los medios de comunicación universales, llámese internet y cuando sacan el libro tienen que costeárselo, pues fue igual que la de los demás escritores. O sea, que se la pagó él, aunque no fue una novela sino un libro de relatos, Relatos sin contrato.
¿Quién es Daniel Fopiani? Un loco de la literatura, un apasionado de la cultura, un activista, además, porque además de escribir relatos y novelas es editor de una revista literaria que lleva el mismo nombre que su primer libro.
La revista se paga sola, ahora, porque las dos primeras tuvieron que costeárselas hasta que han llegado los patrocinadores. Y escribiendo libros y editando revistas, ya se sabe que se tiene la cabeza ocupada todo el día y parte de la noche.
Eso no quita para desempeñar su profesión, la de verdad, porque en ésta está probando suerte. Es sargento de la Infantería de Marina, valientes por tierra y por mar y eso supone un grado de disciplina que le ayuda a conjugarlo todo, desde escribir todos los días a estar dispuesto a defender al resto de sus compatriotas cuando sea necesario. Aunque ahora las Fuerzas Armadas defienden a gente de todo el mundo en labores humanitarias, de contención… o de guerras no declaradas. Ese sí que es uno de los artículos que han que enmendar en la Constitución de 1978, donde sus funciones son mucho más caseras de lo que son ahora.
Daniel Fopiani habló sobre el mundillo literario de La Isla, sobre las nuevas oportunidades, sobre las tertulias en las que se cambian impresiones y en las que no todo es lo que parece, como la vida misma, y esta semana no se olvidó de enviar su colaboración a Información San Fernando, esa columna llamada El listillo de la americana. Que por cierto, no la llevaba el día de la entrevista y no hubo forma de colgarle el micrófono de solapa en la solapa. Y es que no sabía que aquí las entrevistas se graban para Ondaluz y a partir de ahí se diversifica el trabajo.
El tercer libro ya lo tiene escrito, pero no va a ver la luz hasta comprobar los resultados del actual. De cómo lo venda dependerá que el nuevo salga también de una editorial o tenga que autoeditarlo, que ya se sabe cómo son estas cosas. Todo menos presentarse en la casa del editor de la manera que cuenta en su novela. Quizá a muchos habría que decirle que lean, aunque sin pistola por medio.
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