El jardín de Bomarzo

Tronos en juego

Arranca el segundo trimestre del año, primavera, sol para tardes eternas, tiempo que determinará el reparto final de esos tronos en debate que tiene paralizado a medio país para sonrojo general

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Ahora que la sexta temporada de la aclamada serie está por iniciarse y, para ella, se anuncia notable incremento de escenas de sangre y sexo, ahora que túnicas y capirotes ocupan fondo de armario, arranca el segundo trimestre del año, primavera, sol para tardes eternas, tiempo que determinará el reparto final de esos tronos en debate que tiene paralizado a medio país para sonrojo general.  

Congresos. Son claves. Pedro Sánchez quería celebrar el suyo en mayo, su fecha inicial, pero ha optado por retrasarlo, como quería Susana Díaz, por dos razones: esta vez sí la presidenta de la Junta va a por la secretaría general y no es un farol, como otras antes, e intuye que pese a haber fortalecido su liderazgo con la investidura fallida no ganaría el congreso por cuanto el peso de Andalucía es tal que a Díaz, con apoyos menores de otras federaciones, le podría bastar. Ahora le censuran a Sánchez desde su entorno por no haber trabajado un grupo que oposite en Andalucía, que fracture y haga brecha en el férreo control de Susana Díaz, que libra la batalla con cautela pero firme en la idea de no volver a dar un paso atrás porque sabe que si lo hace ya no habrá otra oportunidad. Ahora, midiendo pasos y tiempos, o nunca.

Por tanto, si Sánchez sabe que Díaz va a por él y que tiene difícil ganar un congreso sin el apoyo de Andalucía, solo le queda acordar con Podemos, bien en tripartito junto a Ciudadanos, lo cual programáticamente es inviable, o bien de investidura intercambiando cromos con un Iglesias en horas menores, con fracturas diversas internas y con la incertidumbre de qué pasaría con él y su partido en otras elecciones. Mientras, Susana Díaz guarda silencio, no quiere congreso ahora porque es evidente que prefiere que Sánchez se catapulte hacia el vacío él solo e, incluso, sea candidato de nuevo para que repita o empeore resultado y entonces irá a por él arremangándose como cuando lo hace sobre atril en la idea de apartarle, quedarse con la secretaría general en congreso posterior y ser candidata dentro de dos o cuatro años, en función de la fortaleza de la próxima legislatura. Díaz, es lícito, se lo quiere quedar todo y, si es posible, sin que medie contienda, por aclamación. Como en Granada.

Este congreso, además, marcará tendencias para otros en un año congresual, que es aquel posterior a año electoral. Pero si la sensación general, pese a que internamente el PSOE filtre que habrá acuerdo, es que se repetirán elecciones y que todo esto no es más que una pantomima y si Díaz, finalmente, traslada bártulos a Madrid, ¿qué pasa con Andalucía? Eso se vería en el siguiente congreso, que es el regional, en tanto a que lo lógico sería pensar que aunque de momento mantenga la presidencia de la Junta sería sensato ceder la secretaría general del PSOE-A y señalar así al posible sucesor, o sucesora. ¿Quién? 

Algunos señalan a Jiménez Barrios, vicepresidente, a quien no cuesta imaginarse por las mañanas frente al espejo atusándose corbata y canas y soñándose al frente de la nave andaluza cuando no hace demasiado dejó Chiclana e incluso cedió la secretaría general de Cádiz a cambio de la presidencia porque entonces Griñán prefería para el cargo a Irene García. Pero es lo que tiene el tiovivo de la política, que da vueltas y una de ellas le llevó hace pocos días a almorzar con el presidente del PSOE de Castilla en Jerez para, tal vez, conciliar presiones. También se ha especulado con María Jesús Montero, pero quizás sea menos cercana a quien debería, o Mario Jiménez, portavoz parlamentario y que en su día fue alternativa a Díaz y, dicen, preferido por Griñán. El de Moguer supo, no le quedó otra, dar un paso atrás y ocupar espacios en la sombra en espera de oportunidad mejor, quizás esta que está por llegar y ante la cual el entorno más cercano hace sus cuentas en ratos de intimidad porque bien es sabido que en política es muy dañino para la salud postular públicamente ambición y mucho más cuando la coreógrafa de escena es Susana. Otros apuntan a que la clave pueda estar dentro de la agrupación de Sevilla, la más susanista de todas.

Tras los congresos nacional y regional vendrá, como en cascada, el provincial, ese mismo que se celebró en Cádiz hace ya cuatro años y que encumbró a la actual presidenta de Diputación, Irene García, por encima del histórico Paco Cabaña, hoy en el Senado. Sensato es pensar que en función a lo que suceda en los dos congresos anteriores, sobre todo en lo referente al orden familiar que impere, como en Juego de tronos, se pueda producir división provincial como cuando hace cuatro años el griñanismo y el pizarrismo se enfrentaran por el control de Cádiz. Hoy, a estas alturas, no existe esa división, salvo por los movimientos dirigidos con determinada planificación por el actual alcalde de Chiclana, José María Román, que para el presente mandato tenía pensado ser diputado de Hacienda y que no olvida no haberlo sido. Intenta armarse porque seguramente tenga una idea en la cabeza, cosa distinta es que llegado el momento tenga munición suficiente para dar la batalla o si confía que esta le llegue desde Madrid en el caso de que Sánchez, Pedro, gane el trono mayor porque Román es uno de los pocos en Andalucía que cuenta con la complicidad del actual secretario general del PSOE. De hecho, cuando Sánchez visita Andalucía se pierde en tabernas con Gómez de Celis en Sevilla o en cenas en casa del alcalde chiclanero, que ahora al frente de la Mancomunidad de la Bahía engrandece trono agrupando localidades mayores de la provincia, las más pobladas, como Cádiz, San Fernando, Chiclana o Jerez e, incluso, puede que pronto Sanlúcar.

Por supuesto, más tarde habrá congresos locales. Por fechas, quizás no se produzcan estos hasta finales de año y, de ellos, el más conflictivo podría ser el de Jerez, la agrupación más grande de todas. Jerez es como una bomba de relojería, con efecto retardado, suena suave el tic, tac que advierte dinamita y riesgo de posible explosión. Dos facciones, una alcaldesa, un candidato a sustituirla, seis concejales gobernando una corporación de veintisiete y, para redondeo, precariedad económica, intervención del ministerio, eternos problemas sin resolver. Solo el aturdimiento político del PP por lo del Gürtel y el inminente dictamen del Supremo sobre Pelayo relaja el ambiente y permite que la oposición al PSOE esté, sobre todo, dentro del propio PSOE, donde agazapados tras la mata aguardan un momento oportuno para asaltar trono.

Trono. m. Asiento con gradas y dosel que usan los reyes, emperadores, papas y personas de alta dignidad. También entendido como lugar donde aposentar intenciones, amoldar egos, lucir personalidad y palmito y disfrutar de reconocimiento social. Tronos en juego o Juego de tronos, la cosa es maniobrar con la habilidad y astucia del bajito Lannister para llegado el momento, como en el juego de la silla, no quedarse con el culo al aire.

Bomarzo

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