María Virginia Millán nació en 1983, justo el mismo año en el que una por aún casi desconocida Teófila Martínez debutaba como edil en el Ayuntamiento de El Puerto de Santa María. Ambas se cruzan ahora por los pasillos del Congreso de los Diputados tras ganar sus escaños en las elecciones del 20D, la primera en la primera incursión en la lista de Ciudadanos por Sevilla y la segunda, todo un clásico ya, integrando la del PP de Cádiz. Como sus 59 compañeros andaluces de hemiciclo, estaban obligadas a publicar sus declaraciones de bienes, y en esos datos aireados les separa un abismo.
Con 68 años y un puñado de décadas en la trinchera política, el patrimonio de la exalcaldesa de Cádiz es quizás el más abultado de toda la representación andaluza en la Cámara Baja. El de Millán, recién desembarcada y casi 35 años más joven, el más escueto. Teófila Martínez reconoce, según los datos presentados en el Congreso, ser propietaria de tres viviendas y dos plazas de garaje en Cádiz, a lo que suma otra casa y tres terrenos heredados en Cantabria. En su cuenta bancaria aparecen algo menos de 12.000 euros, nada llamativo, pero lo compensa con acciones por valor de 525.000 euros en Compañía Turística Santa María y Abaque Hotelera. Debe, por contra, 103.000 euros de un préstamo.
La historia de Millán está en las antípodas. La diputada sevillana no declara ingreso previo alguno y en su cuenta bancaria sólo constaban a principios de enero mil euros. Como únicos bienes, un Peugeot 2008 que compró en 2012, y entre los gastos hace frente a un préstamo personal de 6.000 euros del que le quedan por responder de 785.
En el resto de la bancada, a un lado y a otro, patrimonios más o menos henchidos pero, salvo contadas excepciones, un denominador común: sus señorías no pasan apuros. Y otra conclusión: a los políticos veteranos o se les acumulan los gastos o invierten buena parte de lo que ingresan, porque la mayoría declara saldos en cuenta inferiores a los 5.000 euros. En la de Juan Ignacio Zoido, exalcalde de Sevilla, rezan poco más: 6.692 euros. Los hay, por contra, que no conocen la cuesta empinada del fin de mes. Dos diputados socialistas, Juan Carlos Campos y Salvador de la Encina, declaran saldos en sus cuentas de 210.000 y 165.000 euros. Celia Villalobos les supera con 217.000 y Francisco J. Cano, de C’s, se cuela también en ese privilegiado club con 164.000.
En esas cantidades reconocidas al Congreso hay quien incluye las aportaciones a planes de pensiones privados, porque otro factor común es la, al parecer, escasa fe en el sistema público. Rafael Hernando, el portavoz del PP que ganó escaño por Almería, tiene ya 108.000 euros amasados para la jubilación, aunque su compañero Rafael Merino, exalcalde de Córdoba, le gana con 165.000.
¿Y en Podemos? Sergio Pascual, diputado por Sevilla, reconoce un saldo bancario a su favor cercano a los 50.000 euros y una vivienda en propiedad que le genera ingresos por alquiler, y su compañera por Córdoba Marta Domínguez declara casi 31.000. Son los más aventajados del grupo: Isabel Carmona, parlamentaria del grupo por Huelva, apenas ingresó 8.800 euros el último ejercicio como auxiliar administrativa y ni siquiera presentó declaración del IRPF. Es también de las más jóvenes en el Congreso.
Como buenos españoles, los diputados andaluces invierten en ladrillo. La mayoría cuenta con vivienda en prioridad. Incluso cuatro, como el exalcalde Palos, Carmelo Romero (PP), o María Auxiliadora Honorato, diputada de Podemos por Sevilla, aunque tres son de herencias.
Entre los Audi y los 7 euros en acciones
La declaración de bienes que los diputados presentan en el Congreso obliga a detallar también los vehículos en propiedad. Conclusión en ese apartado: a buena parte de sus señorías les seducen los Audi A3 y los Volkswagen Golf. Los diputados de Podemos suelen especificar que los suyos, de modelos más modestos, lo son también “de segunda mano”. Por ser exhaustivos, Jose M. Girela (PSOE) declara incluso 7 euros en acciones de Bankia...
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