Eran las cinco y veinte de la tarde del 1 de abril de 1937 cuando seis trimotores ‘Junkers’ de la legión Cóndor bombardearon la capital. La fatídica hora quedó marcada en el reloj de la iglesia de San Ildefonso durante meses. El balance fue de 159 muertos y 280 heridos. En aquella fecha la ciudad apenas contaba con refugios antiaéreos, de ahí el elevado número de víctimas. Al día siguiente, según recogió el archivero municipal Juan Cuevas Mata en una crónica publicada por ‘Senda de los Huertos’, se contituyó una comisión compuesta por el Frente Popular local y el Ayuntamiento de Jaén “con el objetivo de dotar a la ciudad de un mayor número de refugios antiaéreos”. El proyecto se encargó a los arquitectos municipal y provincial, Antonio María Sánchez y Luis Berges Martínez, respectivamente. Cinco días después presentaron el proyecto, que contemplaba seis refugios, situados en la plaza de la Magdalena, de la Merced, Martínez Molina, plaza de Santiago, San Juan y San Ildefonso. El presupuesto ascendió a 1.329.971,44 pesetas. Finalmente fueron construidos un total de 35 refugios, informándose de la construcción de 114 más en casas privadas, muchos de ellos aprovechando el raudal de la Magdalena. En la actualidad solo quedan dos de ellos, el de la plaza de Santiago, del Ayuntamiento de Jaén, que solo puede visitarse mediante las visitas guiadas concertadas de jueves a domingo (11:30 y 13:00) a través del teléfono 953 19 04 55 y el que está en el Albergue Juvenil que gestiona el Instituto Andaluz de la Juventud e Intourjoven y que estaba ubicado bajo el antiguo Hospital San Juan de Dios. Este está completamente cerrado al público a pesar de su valor histórico. El refugio consta de 150 metros aproximadamente de galerías abovedadas, con una altura de 1.88 metros y una anchura de 1.40 cada una de ellas. Tiene un quirófano interno con una anchura de 2’5 metros por 6’73 de largo y una altura de 2’35 metros, que presenta una serie de vanos para colocar instrumental quirúrgico. Aún conserva los azulejos originales de color azul y en una galería contigua se ubican hornacinas para almacenar material; en esta estancia los azulejos se muestran en color blanco.
Plaza Santiago
El refugio de la plaza de Santiago cuenta con 1.300 metros cuadrados distribuidos bajo la plaza, formando un pequeño laberinto donde se refugiaban los jienenses durante los bombardeos de la guerra civil. Contaba con cuatro entradas, todas ellas en la calle Almendros Aguilar. En el Estudio Arqueológico, llevado a cabo con motivo de las obras de remodelación de la plaza a principios de los años noventa, se destacó el singular valor de este espacio, y en su diagnóstico, los arqueólogos Juan Carlos Castillo Armenteros y María del Carmen Pérez Martínez, abogaron por su conservación y puesta en valor.
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