El jardín de Bomarzo

La orilla de agosto

La luz única de septiembre y sus tardes cada días más cortas son como el preludio del fin del verano, esa estación mágica que a medio año cierra un ciclo para, tras su paso, inaugurar otro

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La luz única de septiembre y sus tardes cada días más cortas son como el preludio del fin del verano, esa estación mágica que a medio año cierra un ciclo para, tras su paso, inaugurar otro. Lo llaman curso. Los hay escolares, políticos, deportivos... En septiembre se llenan los gimnasios para soltar los excesos del verano, que según cálculo nacional es de media entre tres y cuatro kilos; empiezan las colecciones de casi cualquier cosa anunciadas en televisión y uno se cuestiona cómo y quién puede entretenerse almacenando tanta bobería, también es época de propósitos de enmienda sobre vida sana, deporte, humo y, de pronto, el brócoli y la fruta y el mundo verde rebosa por toda la nevera. Dura poco, solemos ser tan concisos proponiéndonos como faltones cumpliendo: españoles. Recuerdo los septiembres de niño cuando tras esos veranos eternos de más de tres meses de vacaciones, en los que parecía que el colegio no regresaría jamás, llegaban a tus manos los libros nuevos del curso por empezar, con ese olor a papel de escuela; los forrabas con delicadeza y añadías cartucheras, gomas, bolígrafos de varios colores y lápices bien afilados. Lápices para anotar certeros lo que de interés fuera a lo largo de nada menos que todo un curso, haciéndolo quizás, se me antoja, con similar interés al que pone un jardinero que, meticuloso, poda, recorta, abona y cultiva con el único objetivo de que por su espacio apetezca visita. Introducido, arranco paseo por esta orilla.

Arena y espuma. Quizás el asunto parlamentario estrella de este inicio de curso sea el referente a la creación de esa comisión de investigación que sobre la formación pretenden los cinco grupos de la oposición y a la que, con energía y obediencia, se ha negado durante agosto Juan Cornejo, secretario de organización del PSOE-A, porque, dice, “no toca”. El asidonense fue corregido por el presidente en funciones, Jiménez Barrios, que se ha pasado el mes de asueto derramando simpatía por aquí y allá y escapándose, a ratos, por las arenas de la costa chiclanera, muy visitada durante esta temporada. Allí estuvo Pedro Sánchez, sin permiso, sin avisar a nadie, quizás para molestar, haciéndose foto pública con el alcalde de la localidad, José María Román, que de este modo ha dejado claras sus preferencias y no pocos le han anotado matrícula… Allí ha estado mucha gente, hasta la presidenta, Susana Díaz, que tras pasar unos días en su habitual Chipiona, donde la más grande, y pasear pareo por Costa Ballena, se trasladó a un bonito apartamento en Chiclana, pero de su estancia no quiso foto. No como la que le hicieron a la mansión de Carmena, la alcaldesa de Madrid, que eligió las blancas arenas de Zahara de los Atunes en un chalet a 4.000 euros la semana porque, según parece, Puede. Y está bien Poder.

Juan Marín, el uno de Ciudadanos en Andalucía, tal vez por disimular las ganas que tiene de entrar en el gobierno de Díaz, ha pedido presidir la citada comisión. Por Sanlúcar llevó a su jefe, Albert Rivera, a pasar unos días en las carreras de Caballos y casi no le dejan entrar por acudir con pantalón corto a los palcos y eso, según la exclusiva moda sanluqueña, no es protocolario. Se fue agobiado al poco ante tanto turista agosteño pidiéndole foto. En Sanlúcar, también, las pasó Irene García, presidenta de Diputación, salvo esporádicas escapadas a Vejer o Zahara; mi pueblo en agosto es una feria, bares repletos, vasos llenos y gente por todas partes, como casi Cádiz entero. Hasta Carlos Herrera, antes de estrenarse en Cope, con sombrerito mascota cubanero y séquito por los aledaños de Jara y centro.
Pero si el sevillanismo de calle ocupa Chipiona, el de élite se pasea por Rota. Como el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, o la secretaria general del PSOE de esa provincia, Verónica Pérez, como tanta otra gente distinguida que pasea sus cuerpos morenos por entre La Costilla y Punta Candor, punto cero neurálgico sobre el que rota el mundo (já). La alcaldesa de Jerez, por ejemplo, Mamen Sánchez, se quedó a medio camino, en Virgen del Mar, a poco más de veinte minutos de ese despacho en Consistorio que antes era de Pelayo. ¿Pelayo? Se ha quitado de en medio y se intuye que tal vez cada día lo haga más, como casi todos los del PP excepto Antonio Sanz, que se ha pasado el verano apagando incendios, supervisando el tráfico, vigilando las pateras, cuantificando alijos, en fin, pasándoselo pipa cual niño al que le regalan un Exin Castillos de veintidós torretas. Los pocos ratos libres, en las Redes, El Puerto, donde su compañero Alfonso Candón ha decidido quedarse con los 700 euros de la portavocía, para malestar general de su entorno, más su sueldo en el Congreso, a donde no volverá. ¿Congreso? Para esa lista son fijos por Cádiz Teófila y Landaluce, pero puede ser que a Pelayo se le antoje un cambio y prefiera eso al Senado y, puede ser, Antonio Sanz decida, puede que incluso ya lo haya hecho, no correr riesgos de perder lo que tiene y no vaya en esa lista para no tener que dimitir como Delegado del Gobierno, Exin Castillos, y se la juegue a que Rajoy siga gobernando en Madrid, con o sin Ciudadanos, para continuar en ese cargo que tanto le apetece; pudiera ser que en caso de que el PP perdiera el gobierno y, con ello, quedara colgado accediera al Senado vía parlamentaria con la plaza que hoy tiene Arenas, Javier, compañero y amigo, al que todos arroparon en Tarifa subiendo cuestas en pleno agosto para foto oficial del verano. Puede ser todo, qué cosas, hasta que Pepe Loaiza vaya de tres al Congreso, aunque con ello pierda, o si esa plaza es para Pelayo, quede libre para él el Senado. O que se quede donde está, que no está nada mal.

Lo de Cádiz capital es de traca. Para próximos Plenos se podrían vender entradas ante el bonito espectáculo que se promete. Fran González, que también paseó tupé por las arenas de Sanlúcar, saltó al ataque tal y como prometió y a la primera de cambio zarandeó al señor Kichi en la intención de este de colar por la gatera en Pleno la inclusión de Aguas de Cádiz en AEOPAS, Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimientos y Saneamientos, cuyo gerente es el tal Luis Babiano, perteneciente a Podemos. Sin explicarlo, sin cuantificarlo, sin ser transparentes, dejando claro que se maneja mejor en la trinchera ante el desahucio que gobernando, y mucho menos en minoría. Pero, ¿y el PSOE? Ellos le pusieron, responsabilidad paralela y por cuatro años tienen.

Masificada han estado las orillas de Conil, Vejer, Barbate y Tarifa, donde sobre todo la purpurina madrileña ha hecho, como cada año, estragos y donde se esconden infinidad de cargos públicos y políticos nacionales, de hoy y de antes, todos en chanclas y repitiendo lo mismo: qué bonito es Cádiz, no hay playas mejores, lo bien que se come en restaurantes y chiringuitos, los buenos vinos que hay en esta tierra y cómo fríen el pescado, lo simpáticos que son los lugareños. Les gusta hasta el Levante. Es que Cádiz es único, un paraíso, un lugar ferpecto. Qué envidia, opinan mientras caminan por esos atardeceres lúcidos sorteando chinos y almejas, conchas, mirando el horizonte y aspirando profundos la brisa salada de mar gaditano. Lo bonito que es Cádiz… La pena es que agosto dura lo que dura agosto y el resto del año sólo quedan solitarios vientos arrastrando las conversaciones que dejaron miles de paseos por la orilla de agosto.

Bomarzo

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