Hay que esperar que se trate de hechos aislados y que la cosa quede al menos ya como hasta ahora, porque Huelva ha sufrido una racha de accidentes laborales de esas que espantan. Por un lado, una industria química de Palos vio como una explosión causaba quemaduras graves a tres empleados la pasada semana, aunque por fortuna uno ha recibido ya el alta, y dos instalaciones mineras han vivido esta semana el drama de dos siniestros en el tajo que se han cobrado un herido grave y un fallecido, en el caso de Aguas Teñidas. Como reclaman los sindicatos, es necesario investigar y resolver las incógnitas que aclaren las culpas y traigan las compensaciones (aunque nada recompensa la pérdida de una vida). Huelva depende en gran medida de su industria química y es de desear que se estén cumpliendo todas las medidas de seguridad en el trabajo así como que no se baje la guardia. Del mismo modo, la actividad minera vive una época de resurgimiento con una expansión en cuanto a explotaciones y a volumen de mineral extraído que merecen que las instalaciones sean lo más seguras posibles. La mina es de nuevo un sector en el que se confía para el desarrollo de la provincia, para la creación de empleo también a través de las empresas auxiliares, y aunque ha quedado claro que la actividad hoy atiende a baremos medioambientales y de seguridad mucho más estrictos que en épocas pasadas, no hay que bajar la guardia.
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