Las comparaciones son odiosas y a veces hasta tediosas para el que las recibe. Pero como todo en la vida siempre hay que buscar el halo positivo de las situaciones que se dan. Es el caso de la versión mejorada del talentoso Éver Banega, al que tanto se le criticó en sus inicios pero sobre el que nunca se discutió por su reconocida calidad.
Así y con todo, lo cierto es que el argentino ha enmarcado un último mes de competición de verdadera obra de arte. Ha tomado la batuta en la creación y parece no querer soltarla. Y es que fue el mejor, otra vez, el pasado domingo frente al Atlético de Madrid, al que gobernó en el centro del campo con su visión periférica del juego y, sorprendentemente, por su despliegue físico en la cobertura defensiva, siendo clave en algunas de las recuperaciones.
Inclusive el pasado fin de semana se puedo oír desde la tribuna de prensa alguna que otra comparativa, a priori, innegable. “Se parece a Renato hasta corriendo”, soltaba algún aficionado afincado en la grada de Preferencia.
Ciertamente, el parecido desde vista de pájaro resulta hasta razonable. Y lo cualificativo ni que decir. Dos jugadores con un exquisito trato de balón. Uno que hizo mover al Sevilla en el germen de aquel histórico Sevilla de Juande. Otro, que pretende hacerlo para devolverle a Emery la confianza expuesta sobre su persona cuando peor lo venía pasando. Sí es cierto que Renato si algo tenía, además de crear, era olfato goleador, algo que le falta al argentino. Pero Banega parece que puede ofrecer algo diferente a aquel Renato y que viene que ni pintado para el estilo de fútbol de Unai, defensa. Su recuperación física está siendo aprovechada para que Éver ayude a Krychowiak, dándole así libertado a Iborra en tareas ofensivas, aunque esta última opción no está exenta de discusión.
Lo que es evidente es que Banega no es el nuevo Rakitic, tal y como en tantas ocasiones ha intentado venderse. Su reflejo va más encaminado al del anhelado Renato, aunque la mejor noticia sería que Banega sea el mejor Banega del Valencia.
Mejor desde la medular
Cuando Emery ha dispuesto del internacional argentino en la mediapunta, supliendo en ocasiones a Denis Suárez, es cuando éste menos ha rendido. Su fuerte no es el gol, como viene demostrando puesto que sólo ha anotado uno en lo que va de temporada, su virtud es el pase, la creación desde la parcela ancha. Un visionario con talento que, junto a un destructor como es Krychowiak o incluso M’Bia, puede dar grandes tardes de alegría en Nervión. Sus números comienzan a refrendarlo. El 65% de victorias con su participación señala que el triunfo con él es más factible, mejorando además sus guarismos con el Valencia.
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