El jardín de Bomarzo

Andalucía por sí

Según el informe "Pobreza 3.0 La pobreza avanza", uno de cada cuatro pobres en España es andaluz; 3,5 millones de personas viven en Andalucía en el umbral de la miseria

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Una de las frases más utilizadas cuando se habla de Andalucía es que viene a ser como la California de Europa, lo tiene todo; costas impresionantes con más de 1.100 kilómetros en línea desde Ayamonte hasta Vera, Atlántico y Mediterráneo cruzándose por Algeciras y, gracias a ello, paisaje y ecosistema únicos, cruzando este litoral 14 comarcas y un total de 58 municipios. Turismo como primera clave económica. Con una población de 8.402.305 habitantes censada a 1 de enero de 2014, ha crecido en algo más de dos millones de personas en los últimos veinte años y está, hoy, más ocupada que catorce estados miembros de la UE, como son: Austria, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta. Con una extensión de 87.598 kilómetros cuadrados, es también más grande que otros catorce estados miembros de la misma UE, como son: Austria, Bélgica, Croacia, Chequia, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Holanda, Irlanda, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta. De sus ocho provincias, la más grande es Córdoda con 13.771 km2, mientras que la más pequeña es Málaga con 7.308 km2. Todo el País Vasco entero suma 7.234 km2.

Los municipios que más población pierden, según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, son Málaga, Sevilla y Cádiz, mientras que los que más ganan son Benalmádena, Roquetas de Mar y Mijas, sobre todo población extranjera, cuya procedencia principal es el Reino Unido -113.654 personas-, Marruecos -111.867- y Rumanía -93.169-, mientras que 1.566.791 andaluces viven fuera y, de estos, la mayor parte en Cataluña -704.697-, Comunidad de Madrid -270.956- y Valencia -218.276-. Íberos, celtas, fenicios, cartagineses, romanos o musulmanes han dejado su legado sobre Andalucía, término cuya castellanización proviene de al-Andalusiya, gentilicio árabe de al-Ándalus. Según la tésis vándala, al-Ándalus deriva de Vandalia o Vandalusía: tierra de vándalos –escalofríos…-.

Su producto interior bruto, conocido como PIB, que es el medidor de la riqueza de un país o región durante un periodo determinado de tiempo que, normalmente, suele ser de un año, es, según INE y Eurostat, de 138.300 millones de euros, cantidad más elevada que la de países como Malta, Chipre, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia, Luxemburgo… Hasta un total de once países de la UE. Su PIB la sitúa como la tercera economía de España, si bien en referencia al PIB per cápita, que es el indicador de la calidad de vida de los ciudadanos, el de 2013 es de 16.666 euros por habitante frente a los 22.300 de media en España, lo que la sitúa en el puesto 17 con respecto al total de las comunidades autónomas; sus habitantes tienen un bajo nivel de vida en comparación con el resto de España. De hecho, según un informe de la Red Andaluza de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN.A), Andalucía es la comunidad autónoma más pobre de España: uno de cada cuatro español pobre es andaluz. El estudio, titulado Pobreza 3.0 La pobreza avanza, detalla que cerca de 3,5 millones de personas viven en Andalucía en el umbral de la miseria, lo que supone más del cuarenta por ciento del total de su población. Este estudio precisa que casi la mitad de la población no puede afrontar gastos imprevistos y que el doce por ciento tiene retrasos en los pagos de facturas como luz, agua o hipoteca. En buena parte por un tasa de paro situada en el 34 por ciento; 31,7 en hombres y 37.3 en mujeres. Pero lo grave, lo realmente alarmante, es que esta tasa sube hasta nada menos que el 59.0 por ciento para menores de veinticinco años, lo que provoca que gran parte de la juventud recién formada, quizás la mejor generación de la historia en este aspecto, valore como principal opción salir de aquí para encontrar empleo.

En 2013 la deuda pública de la comunidad se elevó a 23.898 millones de euros, lo que representa una deuda per cápita de 2.803 euros por habitante: puesto 17 de España en comunidades en cuanto a deuda pero que asciende hasta el cuarto en cuanto a deuda por habitante. A nivel educativo, la tasa de abandono escolar temprano se ha reducido en casi nueve puntos, pasando del 37 por ciento al 28,4: la media nacional está en el 23,5. En referencia al Informe PISA por comunidades autónomas en España, Andalucía se sitúa por debajo de la media de la OCDE y de la UE, y entre las cuatro últimas regiones de la tabla nacional. A pesar de ello, ha mejorado los porcentajes que reflejaba en el informe anterior sobre matemáticas, comprensión lectora y ciencias.
¿Cómo se sostiene pues esta sociedad? Los datos sobre economía sumergida nunca pueden reflejar cifras exactas; el importe estimado en dicha materia en España es de alrededor del 18,6 por ciento del PIB, nivel inaceptable y muy alejado del de Austria, Holanda o Suiza –por debajo del diez por ciento-, Francia o Reino Unido –sobre el diez por ciento-, o Alemania –el 13-. En Andalucía, algunos estudios como el de la Asociación de Técnicos del Ministerio de Hacienda (GESTHA) han llegado a cifrar la economía sumergida en 34.182 millones de euros, en torno al 24 por ciento de su PIB. De él se estima que un ocho por ciento es consecuencia del fraude en materia laboral, lo cual puede suponer unos 18.000 empleos sumergidos y todo ello fruto de una muy escasa conciencia fiscal de los ciudadanos. Sobre esto hay reconocidos economistas como Lorenzo Benaldo de Quirós, liberal, consultor y asesor de organizaciones empresariales, que no duda en afirmar tajante que el “principal problema de España es Andalucía. Se le han destinado miles de millones de euros y sigue teniendo la renta más baja de España y la más alta tasa de corrupción…”. Europa, hablando de eso, ha inyectado en Andalucía en los últimos 20 años más de 72.000 millones de euros a través de los denominados Marcos Comunitarios de Apoyos (MCA), repartidos en tres tramos: 7.200 millones entre 1994 y 1999, 50.000 millones entre 2000 y 2006 y 14.500 millones entre 2007 y 2013. Estos fondos nacen con el objetivo de dar la posibilidad a las regiones más desfavorecidas de igualarse con el resto de Europa, como es el caso de Andalucía; revisables cada siete años. Desde 2014, Andalucía ha pasado de ser región Objetivo 1 a región de Convergencia. Por comparar cifras, la Junta ha aprobado para este año un presupuesto de 29.625,2 millones de euros.

Este fin de semana celebra su día en conmemoración del referéndum que en 1980 dio autonomía plena a la comunidad. Su escudo fue creado por Blas Infante, para lo cual adaptó elementos del escudo de Cádiz y muestra la figura de Hércules entre dos leones y dos columnas que representan el Estrecho de Gibraltar, sobre una leyenda que dice: “Andalucía por sí, para España y la Humanidad”.

Identidad. Todos o buena parte de los indicadores consultados señalan, como era de esperar, que Andalucía se ubica entre los cuatro últimos puestos en casi todo lo que concierne a la vida buena de los ciudadanos, fruto ello de tres factores complementarios: la política que desde siempre se ha llevado desde Madrid para con esta comunidad, ahora y antes, la que desde aquí se ha desarrollado en su concepto reivindicativo y en cuanto a la gestión de sus propios recursos y, no menos importante, el carácter hasta cierto punto indolente y escaso de determinación de los propios andaluces, que como pueblo se moviliza básicamente en torno a tradiciones religiosas, momentos deportivos, acontecimientos sociales, o cuando, de manera interesada, es arengado su victimismo ante cualquier ataque externo porque el andaluz, sobre todo, se indigna mucho y rápido cuando desde fuera le señalan de algo, aunque sea con razón. Y esto no lo debe decir nadie sin acento.
Dice Manuel Pérez Yruela, sociólogo y director del CSIC entre 1991 y 2009, en las conclusiones de su informe Un relato sobre identidad y vida buena en Andalucía, que “los andaluces tienen unas altas expectativas respecto al papel del Estado en la solución de sus problemas…”, al tiempo que concluye con la necesidad de establecer un relato identitario “que dé sentido al nuevo ciclo que debe iniciarse en Andalucía” porque “se sienten hoy tan andaluces como hace tiempo, pero en un contexto diferente…”. Y es cierto que la identidad andaluza anda como perdida, quizás porque la marca no atraviese su mejor momento por aquello de que cuando escribes “Andalucía” en Google es fácil comprobar la degradación del nombre ante los malos humos que lo rodean por los muchos frentes judiciales abiertos; es algo así como con Grecia, ¿invertiría algo suyo allí hoy? ¿Qué imagen hacia Europa traslada hoy la comunidad griega y su ciudadanía?

Dicho lo cual, aún detestando sus tópicos, me encanta esta tierra. El carácter afable de la gente, su clima único, sol y playa y monte y sierra y cielo azul intenso, todo ello resumido en un quejío de esos que arañan, en un acorde de guitarra, en el dorado intenso de un vino de uva de viña, en un volante de lunares al aire, en un taconeo a ritmo, en un escote exacto. En la cintura curvada flamenca de mujer morena donde acunar la identidad renacida de un pueblo histórico.

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