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Gascoigne, un crack que hizo catacrack

Su inmensidad futbolística y su fuerte carácter sobre el césped contrastó siempre con sus polémicas fuera de los campos

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Paul Gascoigne escribió su nombre con letras de oro en el Mundial de Italia de 1990 y en la Eurocopa de Inglaterra de 1996. Fue una de las grandes figuras que ha dado su país. Un tipo de jugador que ahora añora, tras la sorprendente eliminación frente a Islandia. Pero igual que llegó arriba, "Gazza" bajó a los infiernos en un descenso que no augura un buen final.

He bebido desde los 18 años, pero me persiguen porque esperan que haya una próxima vez

Brillante en los estadios, también fue un auténtico "killer" de los bares y las fiestas. Su inmensidad futbolística y su fuerte carácter sobre el césped contrastó siempre con sus polémicas fuera de los terrenos de juego. Y, tras su retirada, todas ellas se acrecentaron.

Pero antes de narrar su caída libre es necesario recordar por qué Gascoigne, un jugador excelso hundido por los excesos John Paul Gascoigne (se llamó así en honor a los beatles John Lennon y Paul McCartney) merece un hueco entre los mejores de Inglaterra.

Nacido en Gateshead en 1967, vivió una infancia difícil por los constantes cambios de domicilio y el fallecimiento de un amigo del que fue testigo.

Encontró refugio en el fútbol, el Newcastle se fijó en él y en 1985 debutó en un partido oficial con las "Urracas". Estuvo a punto de ser expulsado del equipo por su mala conducta, pero, finalmente, aguantó 107 partidos en los que marcó 25 goles. Entonces, en 1988, dio el salto al Tottenham.

Su versatilidad con las dos piernas, su calidad, su fuerza, su habilidad y sus cambios de ritmo, hicieron de Gascoigne uno de los mejores jugadores de la Liga inglesa. Sin embargo, las lesiones frenaron su carrera. Aún así, al Mundial de Italia llegó en plena forma.

Dirigió a su selección hasta las semifinales, en las que cayó ante el Alemania en la tanda de penaltis. En aquel encuentro, vio una amarilla que le habría impedido disputar la final. Su imagen desesperado, andando llorando por esa posible ausencia, dio la vuelta al mundo. Al final, su equipo no jugó el partido decisivo.

Volvió a disputar un gran torneo en 1996, en la Eurocopa de su país. Llegó allí después de abandonar el Tottenham y jugar en el Lazio y en el Glasgow escocés con brillantez. De nuevo, en semifinales y por penaltis, y también ante Alemania, fue apeado de la competición.

Siguió con la selección hasta 1998, pero una semana antes de la convocatoria definitiva para el Mundial de Francia, aparecieron imágenes suyas borracho y comiendo kebabs a altas horas de la madrugada. Su técnico, Glenn Hoddle, estuvo a punto de ser agredido por Gascoigne cuando le comunicó que no contaba con él para el Mundial.

Ahí empezó poco a poco su descenso a los infiernos. Se retiró en 2004 y plantó batalla a un alcoholismo presente desde muchos años antes. "Cometí muchos errores que arruinaron mi carrera", reconoció aquel año. En 2005 entró en tratamiento por un desorden obsesivo-compulsivo, trastorno bipolar, bulimia y alcoholismo.

Además, ingresó en múltiples ocasiones en centros de desintoxicación, protagonizó altercados como aquel con Liam Gallagher, músico de Oasis, fue operado de urgencia en 2007 por una úlcera estomacal, tuvo problemas cardiacos y en 2008 intentó suicidarse en un hotel de Londres.

Ahora, lucha por ser feliz. En una entrevista de Alistair Campbell para la revista GQ hace pocas semanas, declaró "que le jode" que la prensa le siga más que cuando era futbolista. ¿La causa?. Según él, los medios piensan que es "George Best" y está esperando su muerte:

"Pues sí, como a Lady Di. He bebido desde los 18 años, pero me persiguen porque esperan que haya una próxima vez", afirmó contundente.

Sin embargo, Gascoigne, ese futbolista que desató la "Gazzamania" en la Inglaterra de los noventa, está muy vivo. Tiene 48 años y, como relató en GQ, la gente todavía le para por la calle admirada.

Mourinho, un día, se lo encontró en una grada y le dijo que era especial. "No, no, tú eres The Special One", contestó Gazza. Tiempo después, fue a recoger unas entradas, cortesía del entrenador luso: "Soy Paul Gascoigne, José Mourinho me ha dejado tres entradas. Me dijeron: 'No, no hay nada bajo ese nombre'. Ya me estaba volviendo loco cuando les dije: Esperad. Mirad a ver si hay un sobre para The Special One. Ahí estaban".

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