Andalucía

Andalucía, el banco de pruebas de la política española en su año clave

La apertura de campaña de anoche fue en realidad el arranque de una campaña electoral mucho más larga con varias paradas: en mayo (municipales y autonómicas), en septiembre (catalanas) y las generales, previstas para noviembre

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Andalucía será clave en la configuración del nuevo mapa político que resulte del año electoral más convulso de la democracia en España. El resultado de las elecciones del 22 de marzo condicionará no sólo el resto de las citas con las urnas, sino incluso la vida interna de los partidos.

Ese día, casi 6 millones y medio de andaluces están llamados a elegir a los 109 diputados del Parlamento autonómico. Pero lo que voten no sólo determinará el futuro de Susana Díaz, Juanma Moreno, Antonio Maíllo, Teresa Rodríguez o Juan Marín, sino también -y tal vez más- el de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Alberto Garzón, Albert Rivera e incluso Mariano Rajoy.

La apertura de campaña de anoche fue en realidad el arranque de una campaña electoral mucho más larga con varias paradas: en mayo (municipales y autonómicas), en septiembre (catalanas) y las generales, previstas para noviembre.


Las encuestas pronostican para todas esas citas el fin del bipartidismo y la irrupción con fuerza de una o dos formaciones nuevas en el panorama político.

Para Andalucía, todos los sondeos conocidos hasta el momento dan la victoria al PSOE y apuntan a que, aunque sin mayoría absoluta y con menos votos y escaños que los conseguidos por José Antonio Griñán en 2012, Susana Díaz soportará la irrupción de Podemos y podrá gobernar, en buena medida gracias al desplome del PP.

Si se cumple ese pronóstico, el PSOE volverá a ser la fuerza más votada en Andalucía, condición que perdió en las elecciones de 2012, y será el rompeolas en el que confían los dirigentes territoriales socialistas, que se la juegan el 24 de mayo en las elecciones autonómicas y municipales.

Todos los barones saben que la victoria en Andalucía rompería la dinámica perdedora del PSOE y mejoraría sus propias expectativas de voto.

Por otra parte, la victoria de Susana Díaz intensificaría el debate sobre el liderazgo del PSOE, sobre sus discrepancias con el secretario general del partido, Pedro Sánchez, y sobre su posible candidatura a las primarias para las elecciones nacionales, pese a que la presidenta de la Junta ha hecho de su permanencia en Andalucía uno de los ejes de la precampaña.

La cita del 22 de marzo también será clave para el PP, que fue la fuerza más votada en las elecciones de 2012 y que halló en esa comunidad autónoma un importante granero de votos en las generales de 2011.

Los sondeos sitúan a Juanma Moreno por debajo de Díaz y el PP ha decidido reforzar sus aspiraciones con una permanente presencia de Mariano Rajoy, quien ha estado en Andalucía en tres ocasiones en precampaña y lo hará en otras cinco en campaña.

Una insistencia que contrasta con las dos únicas presencias de Pedro Sánchez en apoyo de Susana Díaz, quien ha optado por una campaña "andaluza", con actos sectoriales y sin grandes mítines.

Andalucía será, además, el primer test serio para las fuerzas políticas emergentes y tal vez el más difícil.

Podemos, liderado por Teresa Rodríguez, irrumpirá con fuerza en el Parlamento andaluz, pero, si se cumplen los pronósticos de los sondeos conocidos, quedará lejos de las dos fuerzas mayoritarias.

Ese resultado, aunque circunscrito a Andalucía, altera la imagen que ofrecen las encuestas nacionales, que sitúan a Podemos como segunda fuerza política, a poco más de tres puntos del PP, y perjudica al mensaje de Pablo Iglesias de que su partido es la verdadera oposición y la única alternativa.

Rodríguez, una europarlamentaria que apoyó a los críticos con Pablo Iglesias en la asamblea que eligió a la dirección del partido de los círculos, ha tenido que montar a toda prisa una alternativa para Andalucía para tratar de dar una base real a los buenos resultados que les auguran las encuestas.

En cuanto a Ciudadanos, el partido presidido por Albert Rivera, tendrá que demostrar cuánto ha calado su mensaje de regeneración desde el centro político fuera de Cataluña, comunidad en la que nació y con la que el PP se esfuerza en vincularle, una consigna que puede ser especialmente efectiva en Andalucía para frenar a ciudadanos.

La irrupción de ambos partidos amenaza con relegar a IU, socio de Gobierno de Díaz en la legislatura que termina, al quinto lugar en la Cámara andaluza.

Con ese panorama, otra de las lecciones que se podrán extraer de Andalucía será ver cómo gestionan las fuerzas políticas un escenario sin previsibles mayorías absolutas, con cuatro y hasta cinco partidos con posibilidades de formar parte de mayorías de gobierno.

Susana Díaz ha reiterado en campaña que no pactará ni con el PP ni con Podemos y viene de una ruptura con IU, que ha motivado el adelanto electoral, pero el "laboratorio andaluz" no se abrirá hasta un día después de las elecciones.

Todo ello hace que el 22 de marzo se celebren unas elecciones que son mucho más que unas autonómicas: el comienzo de un largo período electoral cuyo final es imposible predecir.

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