Cómo acabar con la corrupción

El Partido Popular -léase Cristóbal Montoro el de las ocurrencias- ya se refirió al Código Penal para aquellos que gasten más de lo que deben.

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Si analizamos todo lo que se ha dicho -y prometido- desde que comenzó la crisis, si es que hay alguien capaz de analizar todo eso, podremos darnos cuenta de cómo nos han tomado el pelo. Y no me refiero al pelo de la propia crisis, que eso ya es una infamia de proporcionar bíblicas, sino a cosas más asequibles a los mortales que tenemos por gobernantes y que viven al pairo de lo que les mandan desde arriba. No desde Europa. Más arriba. (Tampoco hay que pasarse, no piensen tan alto).

Parémonos sólo en tres aspectos en los que los que están arriba ni siquiera se iban a meter; o sea, que pueden hacerlo o podrían hacerlo si pudieran hacerlo. Y me explico, que una cosa es que algo sea posible y otra que quien tiene que hacerlo pueda hacerlo. Bien porque no sabe o bien porque no lo dejan o bien porque quiere hacerlo pero no lo va a hacer.

Hablemos de las empresas públicas -sólo hablaremos de lo que dijeron que iban a hacer- y de los resultados de ese adelgazamiento del sistema clientelar y financiero de los partidos políticos. ¿Cuántas empresas públicas se han eliminado y el personal se ha ido al paro? Puede que algunas se hayan eliminado, pero el personal no se ha ido al paro; ha pasado a otro departamento y lo que es peor, se han dado casos de intentos de regularización de los miles de enchufados para mentenerlos entretenidos. Por que digo bien, entretenidos, toda vez que en la mayoría de los casos son miembros del partido que mejor tenerlos callados, con o sin ERE, mientras los funcionarios de carrera se rascan los cojones por no tener nada que hacer. O que no los dejan, no sea que se rebelen y digan que no firman.

Las empresas públicas, pues, es una de las cosas que se siguen comiendo una buena tajada del presupuesto nacional, aunque se siga llevando la palma la otra rama del clientelismo, esto es, los cargos de confianza. Mientras que las empresas públicas sirven para meter a afiliados mileuristas y unos cuantos VIP en los puestos de 70.000 euros al año -más que el alcalde- los cargos de confianza sirven para meter a los de confianza, y ustedes lo entienden, que tampoco hay que darle vueltas a las cosas. Unas veces porque llevan más tiempo en el partido que el logotipo -lo cual en muchos casos no es difícil- y otras porque saben más que los ratones coloraos y pueden poner coloraos a quienes en estos momentos no pueden cambiar de color.  Tiempo tendrán.

¿Se han hecho cuentas de cuánto cuestan 450.000 políticos y cargos a dedo en España? Puede que alguien me diga que lo mismos que los 150.000 que tiene Alemania, pero que me diga también que es porque en Alemania cobran más. Que también habría que verlo.

El tercer tema es el peor de todos y en el que no se ha avanzado absolutamente nada. Es verdad que ya llevan años deteniendo a políticos y tramas de delincuentes que han hecho de su capa un sayo con el dinero público, pero más quedan sin pescar. Y lo que es peor, como apenas pasa nada porque los fiscales se han vuelto de la parte de la defensa, seguro que el chorreo no termina, señal de que en estos momentos hay la tira de barandas delinquiendo al amparo de la política.

Y aquí estoy yo, lo mismo que ustedes, con la solución en la mano y sin poderla aplicar porque los que la tienen que aplicar tienen que cambiar las leyes y eso no lo van a hacer ni aunque les apunten en la sien con una pistola.

El Partido Popular -léase Cristóbal Montoro el de las ocurrencias- ya se refirió al Código Penal para aquellos que gasten más de lo que deben, algo muy peligroso porque hasta en cualquier familia hay veces en que es necesario gastar más ante casos de incuestionable prioridad. Pero aplicar ese concepto a la política es tan complicado que sería imposible definirlo en texto alguno.

Pero por ahí van los tiros por mucho que la ocurrencia de Montoro fuera calificada de ocurrencia. Lo cierto es que los instrumentos actuales ya contemplados en el Código Penal no sirven para evitar lo que hay que evitar y que existen modelos en Europa exportables a España que no se exportan. Ahí está la solución, pero como si no estuviera.

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