El Kichi de Cai

¡Igualito que Teófila, que se dice Teoooofila... y se te llena la boca! ¡No te cabe ni el Martínez! ¿Pero Kichi? ¡Qué poco glamur!

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Que conste que a mí estos chavales me caen bien. Primero, porque son los que tienen que llevar las riendas del país, por su edad, igual que nosotros hicimos lo que pudimos hace casi cuarenta años, cada uno en su parcela, para poner los cimientos de lo que luego se ha convertido en el “Régimen del 78”. O sea, que ellos dicen el Régimen del 78 igual que nosotros decíamos el Régimen de Franco. Con mala leche y con ganas de acabar con él.

¿Se dan cuenta cómo a los que pasamos de los 55, a poco que comenzamos a hacer memoria, nos entra la morriña por lo que fuimos y comenzamos a encontrar paralelismos entre el pasado y el presente? Pues eso es un buen síntoma porque por mucho que quieran algunos -entre los que yo no me incluyo, por supuesto- , estos chavales perroflautas, profesores de instituto y de universidad, sobradamente preparados y aunque no lo estén, con el empuje de la juventud, son los que van a decidir el futuro del País, de la Nación o de la Patria. Cada cual con sus preferencias.

Sí señor. Yo he estado este sábado en el Real Teatro de las Cortes, el mismo lugar en el que hace 204 años y medio se reunieron las Cortes de Cádiz, que es el lugar que el ex alcalde José Loaiza, con muy buen criterio, decidió que se celebraran los Plenos de Investidura. Y he visto muchas cosas que me han llenado de nostalgia. Cosas por las que otros y otras, miembros y miembras, se habrán llevado las manos a la cabeza. Pero a mí me han  traído recuerdos del pasado y he comprendido que sencillamente estamos terminando un ciclo y comenzando otro. O sea, que la juventud comienza a tomar las riendas del poder porque le toca y a sentir que tiene en sus manos su futuro. Y el nuestro.

¿No se acuerdan de Felipe González, que modernizó España y era joven cuando lo hizo -ahora no; ahora está en otras cosas- y luego vino José María Aznar, que también era joven, y la modernizó más; y luego vino Zapatero y se lió lo de Goldman Sachs,  que hay que tener mala suerte? Pero todos eran jóvenes, aunque cuando llegó ZP ya estábamos más que modernos. Cuatro pueblos más allá.

Pero a lo que iba, que me pierdo. Habrá gente que se lleve las manos a la cabeza porque en el templo de las libertades, que es el Real Teatro de las Cortes, se presentaron cuatro jóvenes con camisetas reivindicativas en un acto en el que la etiqueta dicta traje de chaqueta, si puede ser un tres piezas, mejor.

¿Ya no recuerdan que eso mismo es lo que se hacía hace casi cuarenta años, cuando llevar chaqueta era de señoritos - a todo lo más, de pana y gastada, que miren ustedes el ciclo combinado del de la chaqueta de pana y la tortilla- y los jóvenes de izquierdas iban vestidos de jóvenes y de izquierdas a los primeros plenos democráticos? Pues eso es lo que me recordó a mí, que aquellos tiempos fueron el principio de éstos y éstos el principio de otros.

Además, ha sido sólo un día y en acto concreto. Peor es en Cádiz, donde el alcalde, que iba con una camisita blanca muy mona, se llama Kichi, el Kichi de Cai. Y eso es para toda la vida. ¿Kichi, pisha, qué hay de lo mío? ¡Igualito que Teófila, que se dice Teoooofila... y se te llena la boca! ¡No te cabe ni el Martínez! ¿Pero Kichi? ¡Qué poco glamur! Y luego se quejan los gaditanos.

En San Fernando tenemos una alcaldesa que se llama Patricia. ¡¡Patricia!! Y a cuatro de Podemos. Que por cierto, todavía tienen que demostrar si son el futuro o llegan con casi cuarenta años de retraso. Que lo cortés no quita lo valiente. Por mi parte.

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