Acento andaluz

Chaves y Griñán no son Bárcenas, Rato o Pujol

Pudieron equivocarse y pagaron un alto precio político, pero no se beneficiaron personalmente. Nadie ha podido demostrar que se lucraran...

Manuel Chaves y José Antonio Griñán no son Rato, Pujol, Bárcenas, Granados, Ignacio González, Matas, y compañía. No lo son. Pudieron equivocarse y pagaron un alto precio político, pero no se beneficiaron personalmente. Nadie ha podido demostrar que se lucraran, que incrementaran su patrimonio o que tengan millones de euros en paraísos fiscales, como espetó indignado hace un año uno de los hijos del último presidente de la Junta de Andalucía.

Con una sociedad hastiada de tanta fosa séptica en la vida pública, soy consciente de que salir a defender a un político es impopular, pero no hacerlo pensando en la honradez de los ex presidentes y algunos ex consejeros me parece cobardemente ventajista. La obligación de los medios de comunicación es ser honestamente críticos y hacer un ejercicio de pedagogía para que no se confundan términos y situaciones que no tienen nada que ver entre sí. Con estas afirmaciones, no quiero restar ni un milímetro de gravedad al escándalo mayúsculo de los EREs. De hecho, en la crítica obligada por este episodio funesto en la historia reciente de Andalucía hay que lamentar las chapuzas que auspició la Consejería de Empleo durante una década sin que nadie se percatase de los desmanes del ex director general Francisco Javier Guerrero, el dinero que se perdió, los centenares de intrusos, los episodios chuscos -cocaína, alcohol y juergas- y dudosas comisiones de las aseguradoras.

Ahora bien, pensar que los ex presidentes urdieron una trama institucional -como fabuló la ínclita jueza Alaya- para favorecer a los amiguetes del PSOE sin recibir nada a cambio es -permítanme la burda comparación- como robar un banco y luego abandonar el botín. Nadie como la magistrada debe saber, por su experiencia judicial, que un delincuente lo es siempre: para cometer el delito y para beneficiarse luego de su espuria fechoría.

Por todo ello, no son lo mismo Chaves y Griñán que otros encausados o condenados del PP o la extinta CIU. Sin embargo, serán presentados sin ninguna finura a partir del miércoles -día en el que comienza el juicio de la llamada pieza política de los EREs- como la misma calaña de corruptos que, sin escrúpulos y una avaricia desmedida, ha llenado sus bolsillos a costa del erario público.

Ante un ejercicio tan obsceno, el PSOE seguirá sin un relato uniforme en toda España para defender a los ex presidentes y dejará el camino expedito para que sufran un nuevo escarnio público. La oposición, especialmente el PP, sobreactuará para intentar nivelar los casos de corrupción que le achicharran. Pero recuerden: ¡Chaves y Griñán no son lo mismo! 

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