Acento andaluz

Chaves y Griñán: ¡malos malísimos pero inocentes!

Chaves y Griñán no son Rato, Pujol, Bárcenas, Matas y compañía

Bonnie y Clyde; los Hermanos Dalton; Chucky y Tiffany; Sauron y Saruman; Scar, Jack Torrance, Darth Vader, Lord Voldemort, Jason, Hannibal Lecter, Freddy Kruger, Amon Goeth, Cómodo, un largo etcétera y, por supuesto, Chaves y Griñán. Todos ellos malvados muy malvados, malos malísimos pero que muy malísimos, bellacos infames y perversos, capaces de perpetrar las más execrables atrocidades. Su maldad no tiene límites en la ficción y en la realidad en la que se inspiran muchas de sus fechorías. Llevan en el tuétano hacer el mal infinito, provocar dolor sin escrúpulos, actuar con inquina desmedida y propagar un sufrimiento despiadado. Su existencia, en definitiva, es una calamidad casi apocalíptica cuya onda expansiva intoxica hasta el último átomo de bondad.

Así son todos los villanos del cine y, también, por supuesto, los ex presidentes de la Junta de Andalucía y del PSOE. Sólo falta que algún avispado director de cine inmortalice en la gran pantalla sus respectivos listados hiperbólicos de canalladas demoniacas sin clemencia para equipararse a los impopulares malhechores del celuloide. Y es que, a estas alturas del relato, nadie se atreve a excluirlos de esta clasificación de peligros andantes para la Humanidad. Sería poco menos que negar una verdad absoluta como que es necesario respirar para vivir.

Esta etiqueta de villanos no se las quita ya nadie a Manuel Chaves y a José Antonio Griñán. Ambos no pueden despojarse de su sentido natural para delinquir y para hacer el mal al erario público aunque el Tribunal de Cuentas, la Fiscalía Anticorrupción, varios juzgados de instrucción, la Audiencia de Sevilla, y ahora el Parlamento andaluz sentencien que no tienen responsabilidades penales ni políticas en la desinflada causa de los cursos de formación. Distintos órganos judiciales y fiscalizadores, y ahora también la sede de la soberanía popular, han afirmado que ambos malos malísimos son: ¡INOCENTES!

De nada servirá porque, aun sin fallo sobre la pieza política de los EREs, los ex presidentes son, desde hace tiempo, despojos del PSOE, de la política y de la sociedad a la que sirvieron más de dos terceras partes de su vida. Pudieron cometer errores pero nadie, ni en la formación, ni en los EREs, podrá demostrar, salvo sorpresa mayúscula, que se lucraron o maniobraron a sabiendas para que otros lo hicieran. Por ello, hoy repito lo que ya dije el 19 de septiembre de 2016 en Ondaluz Tv: Chaves y Griñán no son Rato, Pujol, Bárcenas, Matas y compañía. Pero son y serán siempre, en este tiempo vomitivo de la posverdad, malvados muy malvados y malos malísimos muy malos malísimos.

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