Al final va a ser cierto. El profesor tiene manía persecutoria al alumno. La manida excusa con la que los malos estudiantes achacaban sus suspensos a que el maestro de turno les tenía aversión respondía en escasas ocasiones a la realidad. Era una milonga con poco recorrido. No obstante, en este caso, hay evidencias objetivas que constaban que al ‘profesor´ Cristóbal Montoro, a la sazón ministro de Hacienda –andaluz, para más inri-, se le nota a leguas en sus decisiones una tirria crónica hacia Andalucía. Con el agravante, por enésima vez, de que la Junta le ha demostrado un curso más que es un buen estudiante, que hace los deberes al cumplir por cuarto año consecutivo con el objetivo de déficit mandatado por el Ministerio y que ha hecho méritos para obtener, a cambio, una buena calificación.
Con todo, la última nota injusta a nuestra tierra en el reparto desigual de los fondos europeos hasta 2020, con un porcentaje de gestión muy por debajo al asignado a otras comunidades más desarrolladas y, por ende, con menos urgencias que Andalucía, es un nuevo agravio inexplicable y gratuito del Gobierno central con el ejecutivo autonómico. Vista la primera reacción del Ministerio de Hacienda, solo unos días después de que la presidenta de la Junta, Susana Díaz, anunciara que Andalucía cerró 2016 con un 0,68 % -dos centésimas menos que el 0,7 exigido para este ejercicio-, pocas esperanzas deben albergar la también líder del PSOE andaluz y su consejera de Hacienda, María Jesús Montero, de que el ejecutivo nacional atienda las dos peticiones tan machaconamente repetidas desde el sur como reiteradamente despreciadas desde la capital.
La buena noticia que, a priori, supone que el consejo de ministros aprobase en su última reunión que comiencen a trabajar los grupos de expertos sobre el nuevo modelo de financiación autonómica y las asimetrías presupuestarias en la aplicación de la Ley de Dependencia, sin embargo, no lo será para Andalucía. La Junta debería desterrar la extrema candidez que viene demostrando y no esperar ninguna contrapartida de Moncloa. O mucho me equivoco o los andaluces volveremos a sufrir el revés que supondrá seguir infrafinanciados y pagando casi a pulmón las prestaciones a los dependientes. Si se consuma, a corto o medio plazo, este nuevo zurriagazo a la equidad territorial, San Telmo no deberá conformase con alzar la voz. Tendrá que plantearse seriamente de qué le vale ser, no solo una comunidad cumplidora, sino además el alumno aventajado de Montoro. En los últimos años únicamente para seguir perdiendo autonomía mediante la asfixia financiera del profesor maniático.
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