Acento andaluz

Game Over a los ‘juegos’ de Rodríguez de Castro

Creó Rilco, un portal informático que nunca llegó a funcionar y para el que desvió 4,8 millones de euros a cuentas propias

A una persona con apego enfermizo al boato, a la ostentación pública de riqueza, los relojes Rolex, los trajes a medida, las limusinas, los palacetes, los coches oficiales, el tratamiento de alto cargo, la primera clase en los aviones, los escoltas, a codearse con grandes fortunas a las que intentó embaucar con sus ensoñaciones y a saltar el charco como quien cruza un semáforo le va a costar mucho adaptarse a la austeridad y la extrema limitación de movimientos de una cárcel.
El ‘pobre’ de Manuel Rodríguez de Castro, detenido en México tras un año prófugo de la justicia, será extraditado en las próximas semanas a España donde tendrá que cumplir una condena de 8 años de prisión por dos delitos de fraude y malversación de fondos. El ex delegado de la Zona Franca de Cádiz, nombrado por el entonces vicepresidente Rodrigo Rato y la alcaldesa Teófila Martínez –quien impuso su nombre frente al que propuso el PP gaditano-, creó Rilco, un portal informático que nunca llegó a funcionar y para el que desvió 4,8 millones de euros a cuentas propias.
Su captura, con la ayuda inestimable de la Interpol, pone fin a sus andanzas –creó  otra empresa mediante la que pretendió embarcar a empresarios en otro de sus proyectos fantasiosos-. Con todo, su inminente llegada nos sitúa ante la exigible respuesta a dos preguntas obligadas: ¿Cómo ridiculizó a los Cuerpos de Seguridad y estuvo tanto tiempo ‘chuleando’ a quienes supuestamente le perseguían? y ¿qué hay de los “papeles delicados” con cuya publicación Rodríguez de Castro ha amenazado al PP?
Pendientes de estas contestaciones, cabe establecer, hoy más que nunca, la diferencia entre el detenido y su sucesor, Miguel Osuna, quien, como él mismo confesó, fue nombrado para “limpiar los desmanes de su antecesor”, triste tarea a la que se prestó inexplicablemente y por la que está pagando con creces. Es un claro ejemplo de cómo la política tritura no sólo a traidores sino a serviles militantes. Abandonado por su partido, Osuna atraviesa una penosa situación familiar que le ha llevado a abrir una cuenta en change.org para recabar apoyos por el trato que, según denuncia, ha recibido su mujer, enferma de cáncer, de un gigante bancario que le ha cancelado sus cuentas corrientes.  Hasta el día de ayer sólo contaba con 166 firmas de respaldo.

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